
Lo perfecto...
no existe.
Condéname si eso te hace feliz, mátame, destrúyeme, escóndeme, entiérrame o sálvame, ayúdame, libérame, devuélveme a la vida.
Pero…no lo mezcles todo, no lo hagas, pues, estoy segura de que, no podré sobrevivir.
Jamás saldré de este interminable vacío, de este infinito bucle de tormentos que inundan mi calma.
Cuando te decidas a ser quien auténticamente quieres ser. Cuando consigas amarte a ti antes que a cualquier otra persona, podrás hacer lo que tú quieras, serás invencible.
Pero para ello hace falta tener muchísimo valor y yo de eso, hace mucho que no tengo, lo siento.
En mi vida ya no mando yo, jamás lo he hecho y estoy casi completamente segura de que jamás lo seré si sigo así, en este bucle de infelicidad, de tristeza continua.
¿Qué más da?
Nada dura eternamente, nada me hará continuar así por el resto de mi vida. Sí, estaré mal bastante tiempo, puede que mucho pero luego todo pasará, esto se acabará en algún momento.
Trato de sincerarme y así lo único que consigo es sentirme muchísimo peor. Intento abrirme contigo y así me lo devuelves, ignorándome, pasando de mí.
Puede que sea la típica niña enamorada de las películas Disney, de esos príncipes relativamente perfectos y de esas princesas estúpidas que se enamoran de la forma más graciosa. Se ven un momento y tienen un flechazo, se casan y comen perdices para siempre. Eso, es ser mezquino, las cosas no son tan fáciles.
Te venden un producto y tu lo absorbes como una esponja, sin darte cuenta y de repente, te estampas contra el muro.
Y ahora que parece que las cosas empiezan a cambiar aprovechemos el momento que las cosas no duraran así por mucho tiempo.
Lo siento si te hago enojar, o si no me comporto como debería, pero no soy perfecta, nunca lo seré.
Nadie lo es.
Puede que ahora estés conmigo pero no parece que sea así, parece que sigues allí, lejos de mí, con ella, riéndote de mí. Lo sé, sé que no es así, pero mi mente siempre me juega muy malas pasadas en los peores momentos.
Cuando estoy contigo me olvido de todo esto, pero cuando estoy sin ti…cuando estoy sin ti se viene todo encima de mí, me volví dependiente de la persona que más me ha hecho sentir; bien y mal, mal y bien.
Mi mente me traiciona y piensa en ti, mis ojos se pierden y te buscan, mis manos se sienten solas y buscan las tuyas. Todo se intensifica; todo se disminuye. ‘Todo’.
Tengo miedo de que te vuelvas a marchar, aunque sé que no debería de tenerlo, sé que si te vas, te vas, y ya está, no hay nada más. Eso no hace que duela menos, incluso se podría decir que hace que duela más, porque me hace sentir más estúpida todavía.
Aún así, te quiero, y por mucho que digan, yo, no me arrepiento de ello, aunque así sea la persona más idiota del mundo, me da igual.

Pensar y
cuestionar
Aquí mismo estaba, la semana pasada, mientras esa misma canción sonaba, y se repetía una y otra vez dentro de mi cabeza.
Han pasado muchas cosas, tantas como para escribir un libro. Todas diferentes, pero a la vez iguales, algo así, como amor y desamor, como fuego y agua.
Y es que al final siempre hay cosas que te hacen pensar y cuestionar, cosas que van incluso, mucho más allá de la lógica. Como por ejemplo los problemas, que si el amor tiene un problema, acaba en desamor, que si al fuego le echas agua, este se apagó, y ahí pues, es donde se encuentra el problema, la cuestión que te lleva mucho más allá de la lógica, que te hace pensar.
Luego está el tema de si estás cuerdo o loco, y es que ante mi punto de vista, prefiero estar loca a estar cuerda, sobretodo, si nos damos cuenta, de que al final, las cuerdas atan. Y no hay nada peor que sentirse atado y esta, es otra cuestión que te lleva al desamor o por otro lado, al triste fin de la llamarada.
Pues el amor y el fuego son lo mismo, al igual que el desamor y el agua; si al fuego le echas agua, se apaga, si al amor llega el desamor, se acaba. Y al fin y al cabo, todo acaba igual, hecho cenizas.
¿No hay otra solución al problema? Sí, siempre la hay, mas, si no buscas, nunca hallarás nada. Y al final, es verdad, ahora es el momento de fallar, intentar, fallar y volver a intentar, y así hasta conseguirlo, pero también es verdad que, si no intentas, no fallas. Pero bueno, es mejor intentarlo, y acertar, encontrar la solución adecuada para el problema cuestionado. Y por eso, todo es lo mismo, pensar y cuestionar; amor y desamor; fuego y agua.

No todo es blanco
o negro.
El tiempo pasa apresuradamente para algunos, pero para otros pasa lentamente, tal vez, demasiado. El tiempo cambia las cosas, las intensifica, las pierde, las disminuye, las conoce, las rompe; el tiempo nos reconforta, mas también nos desmorona, nos muestra la realidad, que no existe la verdad absoluta.
Yo aprendí que la mayoría de las veces las cosas no son lo que parecen.
Las cosas pasan porque tienen que pasar, o ¿hay algo más allá que nos conlleve a esa situación?
Perdemos o ganamos, pero a veces ganamos perdiendo o perdemos ganando, depende de cuál sea el desencadenante será el desenlace.
Nos perdemos y nos encontramos, al derecho y al revés, nos hundimos y salimos a flote, y no pasa nada por hacerlo, no porque sepas que algo va a mejorar tienes que negar que ahora las cosas no estén bien.
Yo me mejoro cuando lloro, prefiero mostrar mis sentimientos que encerrarlos e ir por ahí con una sonrisa falsa, muestro mis caídas, y también cómo me levanto. No me preocupa que conozcan mis debilidades ni que desconozcan mis virtudes.
Ten tiempo para todos, pero principalmente ten tiempo para ti, para un momento y piensa en lo que haces, los pasos que das pero, sobretodo, por qué los das, piensa en ti mismo y abrázate. No necesitas a nadie más para que lo haga. Perdono, pero no olvido, si lo haces una vez puede volver a suceder.
Corre, vuela, ama, extraña, llora, pero siempre ámate por cómo eres, no te escondas, afronta lo que se te venga encima, si crees que puedes, así será. Inténtalo.
Puedes encontrar refugio lejos de todo lo malo, puedes ver un nuevo amanecer tras una larga y oscura noche.
Quiere a quien te quiere pero más a aquel que no lo hace, demuestra que eres más fuerte de lo que pareces, que vales más que ellos.
Nada es para siempre dijeron, nada es eterno, no existe "siempre", no existe "nunca", no prometas si no piensas cumplirlo, no pierdas el tiempo con falsedades.
No le hagas daño a nadie, podrían hacértelo a ti, y seguro que no te gustaría estar en la situación en la que estás dejando a la otra persona. Quieres que te entiendan y te ayuden, pero no vas a recibir algo que tú no das, así que apoya a quien lo necesita, gana aliados y no contrincantes, estos últimos pueden destrozarte.
Y sí, paso mucho tiempo a solas, para llorar y desahogar todo el dolor de esta época tan triste llena de hipocresía y malos tratos, para sentirme bien entre tanto mal.
Podemos disfrutar de las pequeñas cosas, compartir momentos inolvidables, miradas, pensamientos y disfrutar de ello, podemos hacer tantas cosas como podamos imaginar.
Si no vas a aportar algo en la vida de una persona, no te metas en su camino, si vas a causarle dolor, trata de hacer que la alegría de la que disfrute contigo sea más valiosa.
No alargues momentos, crea nuevos instantes que te marquen como si fueran un tatuaje, los tendrás ahí para siempre y podrás recordarlos y recordar lo que sentiste cuando pasaron.
Somos una especie que miente más que siente, que no somos los más listos y muchos van de oportunistas. Todos nos podemos equivocar, pero no podemos pisotear a los demás como si no fueran nada, algún día podrías estar en su lugar, no seas arrogante y deja al mal triunfar que como todo algún día decaerá.

Es mi vida
Hoy las cosas no van mejor que ayer, hoy no me pude detener, hoy no se me puede contener. Así nada puede avanzar ni lo que quiera que sea esto se puede determinar.
¿Acaso es que no tienes vida y por eso tratas de meterte en la mía? No pierdas tu tiempo cariño, no me interesa tu miserable opinión mucho menos tus supuestas ‘predicciones’, tengo mejores cosas en las que invertir estos momentos.
Si tiene que pasar, pasará, si ocurre es porque tiene que ocurrir, yo no lo voy a impedir y por esta misma razón, no pienso permitir que lo hagas tú.
No escribo esto porque lo merezcas, no te mereces nada, pero como soy una idiota, te reservo estas palabras para que comprendas que en mi vida, tú, no pintas nada.
No trato con esto de defender a nadie, aquí ninguno se lo merece.
No sé toda la historia y tampoco es que me interese. No me metas en medio; no te metas tú.
Me importa mi presente y nada más, al igual que me interesa quién se encuentre dentro en él.
Te permito que me falles una vez y a partir de esto, según el aprecio que te tenga y el grado de importancia que tengas para mí, te perdonaré o se acabó.
Soy así de imbécil, siempre busco lo bueno en las personas, pero en estos momentos, ya me cuesta bastante como para que llegues tú con tus sandeces a llenarme de dudas y de intranquilidad.
Dudo aun cuando no debo. Dudo que quiera estar conmigo, dudo que quiera escucharme, dudo que quiera verme, directamente dudo que me quiera y dudo que algo sea verdad. Dudo que se quede, si antes pensaba que se iría y se fue, ahora ese temor es aún más grande, mas qué quieres que haga si no puedo controlar lo que mi corazón siente, si soy así de ‘inteligente’.
Soy un torbellino de dudas, no las intensifiques.
Sí, yo acepté ser un juguete, yo le perdoné, yo confío en él y sí, puede ser que eso sea justamente lo que me hace ser una imbécil, pero yo no soy capaz de alejarme de él, ya lo intenté y… fracasé. Eso no significa que se las vaya a perdonar todas, en algún momento llegaré al tope y me cansaré o se cansará él, también puede que eso no pase.
Y es que pase lo que pase, nada de esto te incumbe, preocúpate por lo que se suponga que tengas por vida y déjanos a los demás continuar la nuestra.
Tu palabra no vale nada, tú, vales mucho menos, no sé ni por qué me molestan las cosas que vienen a soltarme personas como tú, porque no, no eres el primero, mucho menos serás el último.
Así pues, vete por donde viniste, concéntrate en lo que sea y piérdete.
Tienes una vida propia, aprovéchala, vive al máximo. Ojalá y el karma te las cobre todas, ojalá y en algún momento sientas haber dicho todo eso. Ya sé que te da igual todo, créeme que lo sé, pero a mí, a mí me importas menos tú, y aquí estoy.

Llámalo como
quieras.
Es hora de agradecer ciertas cosas, supongo.
Empiezo a sentime muy confusa, cada vez más.
Se supone que las experiencias nos preparan: por una parte para no volver a cometer los mismos errores; por otra, para que prevalezcan los buenos momentos.
Pues yo... quiero aprender de mis errores, dejar de ser la estúpida que solo piensa en correr hasta ti y refugiarme en tus brazos, cosa que, obviamente, jamás llegará a suceder y eso es lo que tengo que aprender, que la razón pierde la batalla contra el corazón, por mucho que la primera tenga mayor valor.
La mayor parte del tiempo te muestras completamente indiferente y cuando esto no sucede es porque, cómo no, te estás lamentando con tu constante papel de víctima.
Hablaría las cosas contigo cara a cara, pero creo que eso no sería lo mejor, no después de los recientes sucesos, pero creo que tienes un argumento bastante enredado, aún así, me parece bien, punto final.
No necesito que me sigas pidiendo perdón, no te creo nada. Ya sé que lo he dicho muchas veces pero creo que ahora es cuando más sinceramente lo digo, “estoy cansada de ti”, y por ello, más empeño pondré en que desaparezcas de mí, como ha pasado este último mes, pero ahora sí, por completo. No es algo fácil de conseguir, pero creo que ya sufrí bastante por ti, igual que tú, por mí.
Aunque sí me voy a sincerar, hay cosas que sí es cierto, he de agradecerte, quién me lo iba a decir (momento de risa).
Bueno…
Me ayudaste a olvidar… curiosamente a alguien que me hizo mucho daño, al que curiosamente supiste sustituir, aunque tú me hiciste más daño que el que jamás me haría él, pero no me quejo, eres una gran persona, aunque estabas en el sitio equivocado aquel día… si lo hubiese sabido jamás me hubiese sentado contigo, pero parecías ausente, así que, ¿quién mejor que tú para distraerme? (Otra risa). Conseguí distraerme en esos pequeños momentos, cuando te enfadabas, cuando nos quedábamos pescando o cuando nos quedábamos mirándonos, para mí, justo en ese entonces, no existía nadie más. Pero no todo puede ir siempre de color de rosas.
También, cambié mi forma de ser, sin querer pero a la par queriendo. Dejé atrás a una persona, a la cual, ahora no reconocería, dejé de ser quien era. No soy peor que antes, pero tampoco soy capaz de asegurar que soy mejor, tan solo, soy… distinta. Como ya dije antes: de los errores debemos aprender e intentar no volverlos a cometer, así pues, este punto tiene que ver con el anterior. Esta vez, ya que me estaba enamorando y no quería volver a ser yo la ‘culpable’ de que todo se terminara, me propuse cambiar. En cierto modo yo, opino que soy bastante menos agresiva a como era antes, ni me enfado por cualquier tontería, sinceramente, ahora veo todo eso como una perdida de tiempo. Creo que soy mejor como persona, aunque sin llegar a ser una buena persona del todo, soy como soy, no voy a ser perfecta. Jamás.
Me ayudaste muchísimo en muchas cosas, así que, no podrías caerme mal por nada de lo que haya pasado, aunque sean cosas… no muy ‘agradables’ por decirlo de alguna manera. No lo sé, simplemente lo único que más o menos tengo un pelín claro, es que me has ayudado bastante, sí, me quitaste mucho, pero en lo que respecta a mis opiniones, sólo puedo decir que me has dado más de lo que me quitaste.
Pasé una mala temporada, pero, ya está bien de arrepentirse, ya está bien de pensar en lo que hicimos mal porque, no todo fue así. Al fin y al cabo recordar lo malo, aunque sea lo que más abunda, no nos trae nada bueno, solo alimentar rencores y bla bla bla.
No soy una persona que demuestre el afecto que le coge a las personas y esto, en su gran mayoría, sucede por vergüenza y aunque cojo confianza fácilmente, tampoco lo demuestro, no soy una persona fácil y soy bastante borde, eso sí que se nota. (Más risas).
De un día para otro no se cambia, aunque tampoco quiero cambiar, solamente quiero reforzar una cosas y borrar otras, eso lleva tiempo, tengo toda la vida para hacerlo.
Sobretodo para ser feliz, como lo soy ahora y como lo seré mañana :)
O no, pero eso no toca decidirlo ahora, ni siquiera me toca a mí hacerlo.

Sigue hacia
adelante
Tenemos tantas oportunidades de estropear las cosas que si no fallas por una cosa lo vas a hacer al intentar esquivarla.
Si no dices las cosas estás haciéndolo mal y si las dices, creas un problema, solo por decir lo que piensas, lo que sientes, lo que necesitas decir, aunque moleste a la otra persona.
Si hacemos lo que queremos hacer, podemos abrir grietas en la confianza de esa otra persona, pero, ¿acaso eso es nuestra culpa? ...
Si te digo todo lo que te quiero decir, si me paro frente a ti y vacío mi mente de tantas palabras, de tantos recuerdos, de tantos sentimientos que tengo guardados y que van solo hacia ti...
Si por mi fuera, saldría corriendo y te decía lo que siento, pero he de contenerme, he de guardar todo aquello por lo que vivo, porque, eso, solamente vive en mí, tú no lo ves, nadie más lo ve.
Cada uno sabe lo que carga, no podemos juzgar al otro porque no conocemos la situación por la que ha pasado, está pasando o pasará. A todos nos toca lo nuestro, no nos podemos esconder como cuando éramos tan solo unos críos y jugábamos a las escondidas durante horas hasta que se nos olvidaba lo que estábamos haciendo o nos aburríamos.
Es muy fácil cambiar de tema cuando no queremos hablar sobre algo, tratar de ocultar las cosas no es la solución, no va a hacer que desaparezca, el problema va a seguir ahí, e irá creciendo cada día, hasta que no puedas más y explotes.
Y puede, puede que ese día estés a solas y no sepas lo que hacer, puede que no tengas con quién hablar o a quién abrazar o simplemente no tengas a nadie que te sirva para recibir un poco de apoyo moral.
No somos lo sufientemente diligentes con las cosas que hacemos, desconfiámos de nuestras personas más cercanas y eso no nos ayuda en lo absoluto.
Esta no es una bonita historia, es solo una historia más, de las del montón, no tiene nada de especial, no fue bonita, pero tampoco es algo de lo que me vaya a arrepentir. Los finales no tienen que ser como los de cuentos de hadas que nos leían nuestros padres cuando éramos tan solo unos críos, más bien, se parecen más a aquellas pesadillas por las que nos despertábamos chillando en las noches y salíamos corriendo hacia su habitación para dormir con ellos porque nos aterraba dormir solos.
Ahora, mi mayor temor, es decir adiós. Cerrar este capítulo de mi vida, pero sé, con total certeza que, si no pongo un punto final y cierro de una vez por todas este gran episodio de nuestras vidas, ninguno de los dos podrá segir su camino.
Podremos superarlo, poco a poco, aunque querrámos que todo esté bien ahora, las cosas no llegan cuando más las necesitamos, muchas veces llegan cuando tienen que llegar, aunque ya nos hayamos olvidado por completo de ello.
Cuando éramos pequeños y nos hacíamos pequeñas heridas por saltar, jugar y pelear, aunque fuera por un juguete, llorábamos y nos sentíamos mal, sangraban y dolían, pero al darnos cuenta ya había desaparecido, teníamos como mucho una cicatriz y el recuerdo de lo que había pasado, a veces seguíamos haciendo lo mismo, otras veces aprendíamos la lección y cambiábamos de opinión, a veces, para hacer algo peor, pero siempre desaparecía aquella pequeña cosita por la que tan mal lo habíamos pasado.

Amor
Es bonito sentir que una persona cubre todos tus sentidos. Sentir que es tu refugio, refugio de todas tus tormentas y de tus desvaríos sin sentido. Sentir que habéis estado tanto tiempo juntos que si os dijeran que vais a dejar de estar juntos en poco tiempo, todas vuestras pesadillas y todo aquello que os hace sentir cobardes, se harían realidad.
Si esa llama del amor se apaga, quedará aún así una pequeña hebra un poco quemada y desgastada, que guarda el recuerdo de aquel calor incandescente y en un futuro con un poco de ayuda, puede volver a arder con aquel furor que tuvo la primera vez.
El amor no permanece a tu lado si no lo avivas, es decir, si no permaneces junto a la llama, y la alientas a sobrevivir con un poco de aire, la lluvia y las tormentas pueden mermarla hasta que ya no quede nada de aquel calor desmesurado.
Supongo que la vida es así, no todos sobreviven a esa tormenta de emociones a las que algunas personas llaman amor.
Todos hablan del amor de sus vidas como si fuera alguna ganga que te pudieras encontrar en las rebajas.
¿Qué es el amor de tu vida? ¿Es la persona con la que compartirías tus momentos más preciados o quizá es la persona por la que valdría la pena madrugar un lunes solo por observar sus rasgos cuando duerme y hacerle cosquillas cuando despierta para que, entre risa y risa, te de un valeroso beso cargado de amor y dulzura?
Cada persona tiene una concepción de amor, distintas unas de otras, sin embargo, todas son ciertas pues el amor es algo tan abstracto que cada cual lo ve de una forma completamente diferente, aún, cuando es lo mismo.
El temor a la pérdida es inmenso, sentir que no te queda nada excepto un infame dolor colosal es algo inexplicable que solo las personas que se hayan hallado o se hallen en dicha situación, podrían comprender. Aún tras haber pasado por las circunstancias propiamente nombradas, hay personas que con un valor enorme, continúan hacia adelante, personas que afrontan las tormentas, personas que huyen en busca de que alguien acabe con esa lluvias interminables en vez de hacerlo por sí mismas, personas que como tú y como yo, luchan día a día para lograr aprender de sus errores aunque caigamos ochocientas mil veces y seguimos poco a poco subiendo la gran cuesta que constituye el amor de nuestras vidas.
Porque todos tenemos a alguien que es el amor de nuestras vidas sin tener que ser necesariamente nuestra pareja.
Supongo que derrota tras derrota, todos aprendemos a amarnos deliberadamente como si no hubiese un mañana.

Huir
Solo quiero huir. Déjame levantarme e irme, por qué no me dejas, por qué no lo haces.
Corre, huye, vete lejos, tan lejos como puedas, rápido, que no te vean.
Aunque no importe, a ti te importa.
Corre, huye, abandona los sentimientos que te hacen querer desgarrarte como lo haría Freddy Krueger, que duela y que haga efecto.
La música, que te suele hacer sentir todo tipo de sentimientos, ya no te llega, hoy solo es ruido. Una gran tormenta que se encuentra en otro estado, en otro continente o dentro de ese inmenso mar que te rodea y te consume.
Aprovecha, están despistados, inmersos en sus pequeñas pantallas que les mantienen en una realidad alternativa, corre, vete, lejos, muy lejos, corre, corre, corre, no pares de correr hasta que vueles y puedas volver a sentir.
Pero continuas aquí sentada, tecleando sin parar, como si pudieras cambiar el mundo, hazlo, cámbialo, destruye los restos del mundo que te queda y crea uno nuevo. Transforma el terror, hazlo, rápido.
...
Todo poco a poco se va haciendo más fácil, pero esos destellos de oscuridad siguen ahí, todo o nada, tú eliges.
Puedes levantarte y caminar, o quedarte y hundirte.
Todo o nada.
Tú eliges.
Huir es malo cuando lo haces por escapar de situaciones a las que no quieres hacer frente, pero también es bueno cuando después de estar ahí, durante segundos que parecen siglos, tus sentimientos comienzan a despedazarte y es en ese momento, ese es el maldito momento que necesitas, que has estado esperando para levantarte y huir para así, de una vez, acabar con todo.
Corre, huye, lejos, muy lejos, hasta que sientas que las suelas de tus zapatos no rozan siquiera el suelo, hasta que no veas más que un sinfín de imágenes de una carretera que no acaba, y que tampoco te importa.
Aunque ya,
nada
te
importa.
Y es que tal vez, no sea todo o nada.
Y sea,
todo
y
nada.
Cuál es la diferencia si nada es todo y todo es nada.
Huir y desaparecer, correr... ganar y perder.
Pero entonces regresas a esa situación que te ahoga, esa situación de la cual siempre habías querido escapar, pero terminaste volviendo.
Porque así lo tienes todo, y a la vez no tienes nada, porque así lo sientes todo y a la vez no sientes nada.
Cuando sientes que te ahogas y te sumerges en tu pequeña pantalla para escribir sin parar para poder soltar todo eso que te ahoga y que te mata.
Te frena, te corta las alas y te deja sin ningún tipo de esperanza, teniendo celos de Pandora, que al menos pudo guardarla en el fondo de una triste caja.
Y entonces lloras, lloras y te entristeces, lloras y continuas.
Pero aquí permaneces, no eliges.
Ni
todo
ni
nada.
Ni huir, ni correr, ni volar, solo llorar.

ASCO
Ella estaba sentada en un bar, en la barra, expuesta a todos, escribiendo a alguien, puede que a sus amigas más íntimas pero nunca a su padre, o a sus amigos más íntimos, porque ellos le dirían que son alucinaciones, o simplemente, porque ellos, son hombres y tiene miedo, no porque sean malvados, o sean malas personas, solo son hombres y tiene,
MIEDO.
* su entrada al bar *
Realmente no sabía muy bien cómo llegó a ese lugar. Estaban en un cumpleaños, un hijo de sus familiares estaba cumpliendo un año y allí todos estaban felices, nadie allí parecía hacer otra cosa que hablar y hablar, no estaban reunidos por el niño, solo era el cotilleo lo que les llevó allí. (Esto no parece tener nada que ver con el bar, pero es importante en la historia)
La mujer que la acompaña, «parece» su madre, solo por rasgos físicos, como su nariz o su pelo, aunque tampoco son tan parecidas, nada más indicaría que son familia o que si quiera se conozcan.
Bueno, ellas llegaron a este recóndito lugar, porque su madre, ansiaba el sabor de una cerveza, estamos en mitad de semana y esa mujer viene a por algo de tomar, algo normal, pero antes se había tomado una copa y su hija está preocupada, por como la mira, mas también por esto sé, que no es la
primera vez
que pasa.
* Feliz, la mujer toma lo que pidió a la camarera *
La chica, no parece querer salir del lugar (aunque tampoco parecía haber querido entrar cuando lo hicieron), así que, sabiendo o temiendo por lo que es, lo contaré.
Al entrar al lugar, a este hermoso lugar, la chica estaba tranquila aunque preocupada, pues antes de entrar tuvo una pelea con su madre, ella quería ir a la cafetería, la mejor opción, pero el temor apareció tras sus oscuros ojos cuando su acompañante, dijo que allí no estaba lo que quería y proclamó que quería ir al lugar al otro lado de la calle, aquel bar de borrachos al que nunca habían entrado e convirtió en el peor lugar que hubiese podido imaginar jamás.
Caminaron por el pasillo que les llevaban a la barra, cuando vio a lo lejos a un señor, de pasados los sesenta, mirando fijamente a su madre y a ella, se revolvió y siguió mirando a aquel señor, que las miraba como un depredador que anda buscando a su presa, entonces, sus miradas se encontraron, el señor, maldito desvergonzado la miraba, de esa forma en que ha visto en las películas y en esas series policíacas que tanto le gustan, donde un hombre observa con una mirada que pareciera que se la estuviera follando en ese mismo instante, aquel asqueroso señor, la miraba y se limpiaba la boca con una servilleta como si hubiera terminado de saborear el mayor festín que hubiese probado alguna vez.
